Cultivo
Para el olivo de la variedad mallorquina el único pie que se utiliza es el acebuche (Olea europea var. Sylvestris), variedad autóctona del área mediterránea presente en este entorno con anterioridad al cultivo del olivo. Por tanto, un portainjerto idóneo por su rusticidad elevada, que se desarrolla de manera silvestre en Mallorca, lo cual da lugar a una inmejorable adaptación al medio.
El cultivo se realiza principalmente en terrazas, pequeños terrenos planos en la montaña con muros de contención construidos artesanalmente con piedra seca, donde la única aportación hídrica es la lluvia.
Tradicionalmente, las explotaciones agrícolas se han complementado con la presencia de ganado ovino que tiene una triple acción: eliminación de malas hierbas, eliminación de brotes y la aportación de abono orgánico. Actualmente, muchas explotaciones ya han incorporado la trituración de los restos de poda como abono y, en algunos casos, se suplementa con abonos no originarios de la propia explotación.
Se realiza una poda cada uno o dos años que se complementa con un repaso anual de clareo de los olivos, ya que se ha comprobado que esta práctica ayuda a controlar la alternancia.
Las podas tienen como objetivo favorecer la circulación de la savia por todas las ramas, mejorar la ventilación y la iluminación así como sanear el árbol mediante la eliminación de las partes afectadas por plagas y enfermedades.
Además, cuando las vertientes y los marges lo permiten se hacen una o dos aradas al año, según las necesidades, para favorecer la infiltración del agua de lluvia en los surcos y eliminar las hierbas.